La confesión
(Basado en hechos
reales)
Jack era el viejito más dulce y encantador que nadie pudiera
imaginar, siempre impecablemente vestido con chaqueta y pañuelo al cuello
dándole un aspecto de lo más «dandy»;
pero con el aspecto frágil de su avanzada edad ya que rondaba los ochenta y
tantos o noventa años,
y caminaba aferrado a su bastón.
Jack al final de sus días decidió convertirse al catolicismo
y como nuevo practicante asistía a las
clases para adultos de la catequesis. En esas lecciones cada domingo se trataba
un tema a discutir, y una de esas mañanas domingueras estábamos viendo el
sacramento de la reconciliación. Todo el
mundo aportaba ideas, experiencias, o discutía de temas teológicos, cuando Jack
como recientemente convertido católico nos contó su experiencia sobre su primera
confesión.
Hizo una cita con el padre Tom, ya que para confesar los
pecados de toda una vida necesitaba una tarde o una mañana, ¡y por lo menos un
par de pizzas!
Jack comenzó diciéndole al padre que no sabía cómo empezar ni qué hacer, a lo que el bueno y paciente del
sacerdote le recomendó que empezaran revisando los Diez Mandamientos. De ese
modo el cura le fue preguntando: «¿amas a Dios sobre todas las cosas?», «¿tomas el nombre de Dios en vano?»
etc, etc... y Jack le iba respondiendo. Al
llegar al quinto mandamiento le pregunta el padre Tom a Jack: «¿Has matado a alguien?», y para sorpresa del sacerdote, le
contesta: sí.
El cura a eso que se
queda frio y paralizado, y con mucho aplomo le hace la siguiente pregunta: «¿Cuánta gente has matado?» a lo que Jack le respondió, «No sé... he perdido la cuenta.» El sacerdote estaba ya con la cara
descompuesta, pero siguió preguntando con aplomo:
̶̶ ¿Te arrepientes de
haberlos matado?
̶̶ No, eran todos malas
personas.
El pobre cura cada vez
estaba más perplejo.
̶̶ ¿Por qué los mataste?
̶̶ Era mi trabajo.
Al llegar a este
punto, Jack le explicó al sacerdote que fue espía y asesino
a sueldo del gobierno canadiense y que su trabajo era eliminar a gente. También
le dijo que durante la II Guerra Mundial tuvo el cometido de ir a Alemania para
matar a Hitler, pero cuando llegó ya estaba muerto.
Cualquiera que hubiera
conocido al viejecito encantador Jack, jamás se hubiera pensado un pasado tan
inusual y turbulento. Nadie en su sano
juicio pensaría que ese débil anciano fue en el pasado un asesino a sueldo. Desde
luego, ¡la vida te da sorpresas!
© C.R. Worth
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