Edición
Tomás era un autor novel deseoso de
reconocimiento y fama; y como todo novato en la profesión deseaba que uno de
sus libros se publicara. Tenía una novela escrita, una colección
de relatos breves, ensayos, teatro etc, pero hasta al momento no había tenido la oportunidad de ver su obra impresa.
Se informaba de todos los concursos literarios para enviar
sus escritos y como muletilla torero lanzarse al ruedo editorial. La mayoría de
las veces las bases de los concursos no se ajustaban a lo que él ya tenía
escrito, o eran demasiado cortos, o demasiado largos, o la temática no era la
adecuada, etc. Era realmente frustrante.
Un día recibió un correo de un amigo en el que le avisaba de
un certamen literario del ayuntamiento de su ciudad con un suculento premio
monetario. El tema era el adecuado para participar con un relato que ya tenía
escrito, pero era demasiado corto para poder concursar. A pesar de editarlo
poniendo el tipo de letra adecuado y la distancia entre líneas que pedían, no
daba «la talla». Distanció los párrafos, pero seguía sin tener
el número de páginas requeridas…
Entonces le vino la idea genial, como tenía mucho diálogo en la historia decidió que su
personaje principal fuera tartajoso, y ento-to-to-to-ton-ces una línea se
convertía en cuatro. Poco a poco su per-per-per-per-so-so-so-na-na-na-je le dio
el número de páginas que necesitaba para mandar el escrito al concurso.
Que ganara, eso ya es otra historia.
© C.R. Worth
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