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Thursday, July 17, 2008

Atentados contra las Hermandades y IV

Atentados contra las Hermandades y IV




     Proseguimos con los atentados en contra de nuestras corporaciones y en esta ocasión veremos los últimos atentados que se han dado en contra de nuestras hermandades.

Los atentados en la modernidad:
     Tras la Guerra Civil española, las hermandades han tenido una época floreciente carente de «agresiones físicas», en donde el pueblo respeta nuestras instituciones y valora nuestro patrimonio. Pero eso no significa que no haya habido atentados, aunque con el discurrir de los nuevos tiempos han sido de muy distinta índole a los que hasta ahora hemos visto.
     El primero de estos «atentados» del último tercio del XX, es más bien una broma de mal gusto que un atentado propiamente dicho; ya que en 1977 la Hermandad de la Estrella recibió una llamada telefónica anónima indicando que existía una bomba bajo el paso de palio. Al llegar a la Catedral, se invitó a salir a los costaleros, comprobándose la inexistencia del peligro.
     Esto se podría tomar como un acto terrorista (ya que el fin último es provocar temor o terror), y está penado por la ley. Desconozco exactamente como eran las leyes en esa época, pero hoy en día, si a un gracioso se le ocurriera gastar una broma así, en la LEY ORGÁNICA 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal (B.O.E. de 24 de noviembre) De los delitos contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos (Sección 2ª, Cap. IV, Tít. XXI, L. II):
     En el Artículo 522, 1º. Se estipula que «Los que por medio de violencia, intimidación, fuerza o cualquier otro apremio ilegítimo impidan a un miembro o miembros de una confesión religiosa practicar los actos propios de las creencias que profesen, o asistir a los mismos."  Esto tiene pena de multa de cuatro a diez meses.
     Y en el Artículo 523, se estipula que, "El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar.»

      Así llegamos al año 2000, y a la famosa «Madrugada del pánico». En el que se produjo un acto terrorista que sembró el pánico en la ciudad alrededor de las cofradías. Ahora veremos lo que pasó, pero según la versión oficial, fue el «fruto de la histeria colectiva producida por un delincuente que esgrimió un arma blanca».  Aunque se escribió mucho sobre el tema y se habló mucho de ello en los mentideros cofrades, esta versión oficial se la tragó Sevilla prácticamente sin rechistar, y al parecer satisfizo a las hermandades involucradas, ya que no se pidieron más cuentas a la autoridad competente.
     De hecho, parece ser que la versión oficial no fue lo que pasó, al menos que el delincuente aquí referido por la autoridad tuviera el don de la bilocación (o inventemos una palabra, multilocación), ya que parece ser en distintos puntos de la ciudad y al mismo tiempo se sucedieron las escenas de pánico con las carreras del público.
     En una serie de artículos del periodista Juan Miguel Vega titulados «Los agujeros negros de la Madrugá» publicado por el Diario «El Mundo» entre el 2 de Enero y el 13 de Febrero del 2005, se nos cuenta con detenimiento los acontecimientos que ocurrieron en la desgraciada famosa madrugada del 2000, en el que el periodista ha realizado una extensa investigación. Este periodista también publicó en el 2007, un libro titulado «La Madrugá», en la que el autor novela los hechos ocurridos en la madrugada del 21 de abril de la Semana Santa de 2000, y plantea las diferentes hipótesis que se han barajado desde ese día acerca del porqué de este incidente.
      Según Juan Miguel Vega, al parecer todo comenzó a las 5:15 de la madrugada, justo cuando las seis cofradías que procesionan esa noche se concentraban cerca de la Carrera Oficial. «El Cristo de la Esperanza de Triana entraba en la Campana, el Silencio discurría por el Duque camino de su entrada; Los Gitanos bajaba por Javier Lasso de la Vega buscando el Duque; la Macarena se desplegaba entre la calle Cuna y la Catedral; el Gran Poder, entre el Museo y el Arenal, y el Calvario discurría íntegramente por la carrera oficial».
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     Las avalanchas humanas afectaron a todas las hermandades, y se dieron escenas de pánico y carreras del público en la calle O'Donnell por donde estaba la Esperanza de Triana; en la Plaza del Duque, donde estaba el Silencio; Amor de Dios, donde estaba el Gran Poder; Javier Lasso de la Vega, por donde estaban los Gitanos; en la calle Cuna, donde estaba la Macarena y, en la carrera oficial que estaba el Calvario también de dieron tumultos. También hubo carreras por San Eloy, Laraña, Sor Ángela de la Cruz, la calle Gravina, Bailén, Puerta de Jerez y en el Postigo, y siempre en dirección hacia la carrera oficial.
     La autoridad competente sigue insistiendo que las carreras se dieron en forma radial hacia fuera, mientras que todos los testigos presenciales aseguran que todas las carreras iban en dirección Campana, es decir, en la dirección opuesta.
     Obviamente se sale de toda lógica que el pueblo sevillano que ha sabido vivir una bulla con una experiencia de siglos, de repente, como si estuvieran todos poseídos empezaran a correr a la vez en distintos puntos de la ciudad hacia una misma dirección como atraídos por un imán gigante. La versión oficial con el drogadicto con el cuchillo pasaría si hubiese ocurrido como hecho aislado, pero el que se diera en distintos lugares a la vez, demuestra que claramente fue un acto premeditado y organizado en el que había numerosas personas involucradas.
     En todas las cofradías de negro (Calvario, Gran Poder y Silencio) se vio un nazareno sin cirio rompiendo la disciplina de la fila, y que no respondió a las llamadas al orden de ninguno de los diputados de tramo que lo vieron. Otros testigos oculares vieron dos motocicletas saliendo de diferentes portales de edificios y atravesando los tramos de nazarenos en los cortejos del Gran Poder y El Calvario; y uno de los que iban en las motocicletas comentaba a través del móvil que «había llegado el momento». Poco después se sucedieron las escenas de pánico.
     Hay gente que habló de haber escuchado disparos, y un joven declaró a la prensa sobre la existencia de un nazareno que iba armado por la zona del Arenal y que llegó a amenazarlo con una pistola. También la autoridad mencionó una explosión de una tubería de agua, cosa se demostró no ser cierto.
     Según la Cruz Roja, el saldo final fue más de 200 heridos de diversa consideración, desde pequeñas contusiones a paros cardíacos y fracturas óseas; y la versión de la policía menciona que los heridos apenas superaba el centenar.
     La pregunta que sigue hoy en día sin respuesta es ¿quién fueron los perpetradores de este atentado contra la Semana Santa sevillana y el pueblo de Sevilla en general, y por qué? Los hechos podían haber terminado en tragedia, y quizá porque el Señor de Sevilla y su madre la de San Gil estaban en la calle, no llegaron a mayores.
    Se habló de activistas separatistas vascos, de un grupo de gamberros de familias bien, de sectas satánicas, de musulmanes reivindicando Al-Andalus, de juegos de rol inspirados en la película de Mateo Gil «Nadie conoce a nadie», que se había estrenado poco antes, y de estar involucrada la propia policía local.
     La verdad es que comparando toda la información que esta fuera y al acceso de todo el mundo, uno no acaba por maravillarse y pensar que todo este feo asunto (y la falta de resolución del mismo) huele a chamusquina y hay demasiados intereses ocultos, donde no hay deseo de que se resuelvan y salgan a la luz.
     Destacada es la mala y escasa actuación policial, que se demuestra en las declaraciones del entonces delegado municipal de Seguridad Ciudadana, José Gallardo, que cuenta que no se investigaran las llamadas que antes de la Semana Santa se recibieron en algunos medios -procedentes de Madrid y Málaga- en las que anónimos advertían de que algo podía ocurrir en la Madrugada.
     También es mencionable que antes de la Semana Santa, la Policía Local estaba de huelga, y una persona que se mantiene en el anonimato, declaraba a «El Mundo de Andalucía» que «Todos sabemos quiénes lo hicieron, pero no podemos demostrarlo. Recuerdo que antes de Semana Santa hubo manifestaciones en las que se gritaba: 'Alcalde estás ciego, te vas a enterar de la que te vamos a armar'».

     Manuel Rivera, delegado de la Madrugada en el año 2000, en una entrevista a ABC, declaraba: «Ese mismo año no me pude reunir previamente con la Policía Nacional para hablar sobre los puntos problemáticos de la Madrugada como en ocasiones anteriores. Me fueron dando largas hasta que no se pudo organizar ese encuentro».  Rivera también declara que «hay que tener en cuenta que aquel año había bastantes divisiones en el seno de la Policía Nacional, mientras que la Local se encontraba en huelga». En el informe de la Gobernación se especificaba que el número de operarios que estuvieron activos aquella noche fue superior a 180, mientras el señor Rivera comenta que tras los primeros tumultos se dirigió a la Campana en busca del responsable policial que aquella noche se encontraba de servicio en el palquillo, y éste le informa que el dispositivo policial está formado por 46 personas.  ¡¡¡¡¡46 policías para mantener el orden entre miles de personas en toda Sevilla!!!!!
     Entre otros factores y con referencia a la investigación, hay que mencionar el dossier de más 600 folios que contiene las diligencias previas realizadas en los meses posteriores por el Juzgado de Instrucción, cuyo resultado fue inconcluyente, y que el juez Francisco Molina Crespo, juez de instrucción número 4, le dio carpetazo y cerró el caso por «inexistencia de un factor desencadenante conocido».

     La prensa contó las irregularidades de la investigación; primero, la insistencia de la Policía Nacional tras la «minuciosa investigación» que duró dos meses, en mantener que el joven con el cuchillo provocó la primera avalancha humana --que era lo que se dijo desde el principio-- y que esta se extendió desde la Campana hacia todos los puntos como un dominó (cuando ya hemos visto que la dirección es al contrario). Es decir que tras dos meses de investigación no se aportaron nuevos datos.
     Otra cosa que comenta Juan Miguel Vega es el «afán por desautorizar a todos los testigos», en el que de los únicos 59 heridos (de los más de 200) que se tomaron declaración, al parecer vieron cosas que no eran e imaginaron disparos confundidos con caídas de sillas etc. Los más importantes testigos como Manuel Rivera, delegado de la Madrugada de ese año, nunca fue llamado a declarar, ni cuando este cofrade que empezó a investigar por su cuenta recibió numerosos anónimos e incluso amenazas de muerte para que cesara su investigación.
     Entre los testigos que se desacreditaron estuvieron los medios de comunicación, concretamente a la radio, de contribuir a propalar el pánico difundiendo que «alguien estaba realizando disparos», cuando en verdad nadie dijo nada así, sino que por ejemplo el periodista Agustín Navarro, lo que en verdad hizo es contar lo que oía decir a la gente que huía en masa. Agustín Navarro tampoco fue llamado a declarar cuando fue un testigo acular que vio a la gente huir en dirección de Sierpes hacia la Campana (obviamente al contrario de la versión oficial).
     Un año y medio después de ya estar cerrada la investigación, salió un libro (que no he podido encontrar su título o autor), en el que el autor apuntaba directamente a la Policía Local de Sevilla como instigadora de los actos que acabaron con decenas de personas heridas; y sostenía que algunos altos cargos de la Policía Local se propusieron demostrar que la seguridad en Sevilla en general, y la seguridad en Sevilla durante grandes acontecimientos (como la Semana Santa) en particular, era absolutamente precaria. En los ya mencionados artículos de Juan Miguel Vega, comenta que en el libro se citaba: «Como no tengo nada que hacer, me dediqué pacientemente a investigar por mi cuenta y conseguí llegar a donde me proponía. Hablé con ellos. Con los autores del proyecto y con los que lo habían llevado a cabo. Estaban asustados. Se les fue de las manos. Estoy seguro que estos no lo harán más».
     El autor se pensó dos veces estas declaraciones, y rogó al redactor de aquel libro que no la incluyera. Pero el libro ya estaba en la calle. El libro se retiró del mercado, se reimprimió, pero ya sin las declaraciones más comprometidas.
     La verdad nunca se sabrá, hay demasiados intereses políticos, y todo acabara como una leyenda más de la Semana Santa de Sevilla.... pero recuerden, los que planearon la Madrugada del 2000, los que la ejecutaron, siguen entre nosotros anónimos viendo cofradías.


      Tras el susto de la madrugada del 2000, ese mismo año el mundo de las cofradías recibió otra agresión, y esta vez vino de forma cinematográfica. En mayo de ese año se estrenó la película norteamericana Misión Imposible II, y el 7 de Julio --San Fermín-- se estrenó en España. Y digo bien San Fermín, porque los autores de la película, metieron en la coctelera cinematográfica la Semana Santa de Sevilla, las Fallas de Valencia y los Sanfermines. En la película, que deja mucho que desear, al comienzo aparecen unas imágenes evocadoras de Sevilla en su Semana Santa, en las que aparte de nazarenos, falleras y jóvenes ataviados de blanco con el tradicional pañuelo rojo, la escena concluye con la cremá de un paso de Semana Santa con los gritos de alegría del público asistente. Esto lógicamente produjo reacciones en el mundo de las hermandades sevillanas, y más de uno se rajó las vestiduras públicamente, y traspasó a la palestra nacional por el total desconocimiento de los autores de la película de nuestras tradiciones... Pero ya me dirán ustedes que se puede esperar del director John Woo, nacido en China y criado en Hong Kong y, de los creadores de la historia, Ronald D. Moore y Brannon Braga, que se han destacado principalmente por escribir episodios para las series de Ciencia Ficción televisivas Star Trek y Galactica. Ummm... ciencia ficción o surrealismo.


     La siguiente agresión contra nuestras hermandades se dio en el 2002, con el video juego «Matanza cofrade». Este juego, formaba  parte del disco «Registro de Penados y Rebeldes» del grupo de rock sevillano «Narco» como pista interactiva del mismo.
      Era un juego bastante cutre en realización (según cuentan los que lo han experimentado), y que contaba con tres niveles: «La Cofradía de las Tinieblas», «La Reina de los Condenados» y «El Hereje». El objetivo del juego era matar al mayor número de cofrades vestidos de Domingo de Ramos (con chaqueta, corbata y medalla de hermandad al cuello), y señoritas vestidas de «Jueves Santo», es decir de mantilla; y los cofrades se comportan como zombis debido al efecto de los vapores del «incienso radioactivo».
     Hasta ahí, a parte del mal gusto, se podría considerar que tienen una buena dosis de guasa sevillana, en el parámetro de no dejar títere con cabeza y reírnos de nosotros mismos. Pero el problema es que este videojuego usaba como fondo el tránsito por las calles sevillanas en su estación de penitencia de las hermandades del Gran Poder, Macarena y San Bernardo. Y al incluir esas imágenes incurrían en contra del Artículo 525 del Código Penal Español, que dice textualmente:
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
    Pero no solo eso, sino que también atentaba contra los delitos relativos a la propiedad industrial; ya que las imágenes del Gran Poder y la Macarena están registradas como marcas, y en el Artículo 273 del Código Penal Español, se registra que:

  1.  Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de 12 a 24 meses el que, con fines industriales o comerciales, sin consentimiento del titular de una patente o modelo de utilidad y con conocimiento de su registro, fabrique, importe, posea, utilice, ofrezca o introduzca en el comercio objetos amparados por tales derechos.
  2. Las mismas penas se impondrán al que, de igual manera, y para los citados fines, utilice u ofrezca la utilización de un procedimiento objeto de una patente, o posea, ofrezca, introduzca en el comercio, o utilice el producto directamente obtenido por el procedimiento patentado.
  3. Será castigado con las mismas penas el que realice cualquiera de los actos tipificados en el párrafo primero de este artículo concurriendo iguales circunstancias en relación con objetos amparados en favor de tercero por un modelo o dibujo industrial o artístico o topografía de un producto semiconductor.

     Las hermandades sevillanas afectadas denunciaron el caso ante la Policía Nacional y la Guardia Civil que actuaron de inmediato. Se cerró la página web en la que se ofrecía en versión Demo por ser  «ofensivo para la Semana Santa de Sevilla», y hubo una incautación cautelar de todos los discos del grupo «Narco» bajo título «Registro de penados y rebeldes», que volvieron al mercado sin la pista interactiva.
     El 30 de Septiembre del 2005, en el Juzgado de lo Penal número 4 de Sevilla se dictó sentencia «in voce» y absolvió al joven informático de Utrera J.C.C.S., autor del videojuego «Matanza Cofrade» de los delitos contra los sentimientos religiosos y contra la propiedad industrial, tras pedir disculpas a las hermandades y retirarse las acusaciones; librándose del año de cárcel y una multa total de 7.920 euros que pesaban sobre él.
    Al final, todo quedó en agua de borrajas, o como diría mi abuela todo fue «peer en botija de barro para retumbar»; que al fin y a al cabo es lo que hizo otro informático, bajo el sobrenombre de «Dakuro Tenshi» en el 2004, cuando creo el video juego «Matanza Cofrade 2» en «homenaje» al creador de la primera versión.
     En esta versión que se abre con un paso de palio irreconocible en medio de una bulla bajo los sones break beat de «Cristo en la Alcazaba», se escucha un capataz «¡Izquierda alante, derecha atrás!». En esta nueva versión se han suplantado los titulares de las hermandades por aviones, donde el jugador maneja un F-22 Raptor que tiene que luchar contra enemigos camuflados bajo los nombres de «Nazarenos», «Juan Pablo II», «Hermano Mayor», «Cristoman», «Obispo», «Mini Nazareno», «Super Cristo», «Procesiones» y «la Incógnita» como ser supremo que controla a los supuestos cofrades. Un combate en toda regla que sigue con más nazarenos, imágenes de Cristo crucificado, obispos, una Virgen -llamada en el juego «la Virgen de la Concha»- y pasos de palio.
     Esto está claro que su única intención fue fomentar la polémica y no ha tenido más trascendencia que los 15 minutos de fama de su anónimo autor.

      El último de estos atentados corresponde a las pintadas que aparecieron en Noviembre del 2007 sobre el retablo cerámico de la Virgen Macarena que se encuentra en la fachada del templo en la calle San Luis; y que en rojo apareció la leyenda «Queipo de Llano, asesino».  Además estos vándalos lanzaron al atrio de la basílica una bandera constitucional parcialmente quemada con la leyenda: «Muerte al Rey», así como tres globos de colores rojo, amarillo y morado, llenos de pintura roja.
     Por lo visto, la razón de estos actos es por encontrarse enterrado en la basílica Macarena el General Queipo de Llano, hijo adoptivo de Sevilla y que estuvo muy vinculado con la hermandad de la Macarena, de la que promovió la construcción de su basílica y fue nombrado Hermano Mayor Honorario en 1937, al igual que en otras numerosas hermandades.
     Todo esto no es más que un acto de supina estupidez de los agresores, que no se enteran que las hermandades no piden la filiación política a sus hermanos, ni les importan si son del Sevilla o el Betis, o si son omnívoros o vegetarianos, o si comen carne los viernes.
  
© C. R. Worth.  17- VII- 2008


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