Eres mi hermano
(Este artículo también puede leerlo en la página web de mi hermandad, sección noticias)
Todos los que me conocen saben
que siempre he mencionado que me era muy difícil decantarme por una hermandad
para hacerme hermana, pues cada una es especial y me gustaría ser hermana de
todas... cosa que mantengo, ya que cada una de nuestras corporaciones son
únicas e inigualables, y en todas ves rasgos de «personalidad» que te atraen,
ya sea por la idiosincrasia de la propia hermandad, el barrio y sus gentes o su
patrimonio histórico-artístico. A pesar de ello, de sentirme incapaz de elegir,
mi corazón se inclinaba por unas cuantas; en mi juventud casi me hice hermana
de Santa Marta, tengo un especial cariño por San Roque (la de mi barrio) y esa
Virgen de la Estrella me conmueve profundamente... esas eran las más firmes
candidatas, a parte de otras hermandades que por una u otras circunstancias
siento una estrecha relación con ellas...
Tras una vida de amor a nuestras
hermandades, es éste verano el que ha marcado mi vida cofrademente hablando.
Una vez más en un casi ritual
bianual, llenamos nuestras maletas con ropa ligera y suficiente espacio vacío
para llenarlas a la vuelta de libros y material cofradiero, una vez más
partimos en un largo viaje en incómodos aviones y horas de espera en distintos
aeropuertos; horas que se mitigaban con el recuerdo de mi Sevilla, de la
esperanza de verme allí, de recorrer sus calles, de ver a familiares y amigos,
de visitar capillas, de ensoñar procesiones de gloria...
En este renovado ritual en el que comienza llegando «a casa» y con lágrimas recibir a la familia que por un bienio no has visto, llegan los amigos, aquellos de toda la vida, los de la facultad, los que incorporas a tu familia por lazos que van más allá de la amistad y que por unión sacramental llamamos compadres, y también ves a aquellos nuevos amigos en los que has creado un vínculo a través de un ordenador a miles de kilómetros, pero que a veces están más cercanos que aquellos que conociste años atrás en tu tierra... Y en esa categoría esta mi querido amigo Isidro Bilbao que conocí seis años atrás a través de mi web de arte (www.historia-del-arte.net) y en la que ambos congeniamos por nuestro amor a las bellas artes; pero en estas primeras conversaciones sobre Valdés Leal, Murillo o Gonzalo Bilbao también apareció otro amor común, a parte de nuestra Sevilla, nuestras hermandades, ...y que grata sorpresa aquellos años en el que en Internet pocas «cofradías» había presentes, encontrase con un cofrade de los pies a la cabeza. Cada año para mi familia y para mí era uno de esos amigos a piñón fijo para vernos y pasar un rato agradable hablando de este mundillo, a pesar que mi marido americano no entendía mucho de los entresijos cofrades, pero siempre disfrutaba de la compañía de Isidro.
En nuestra última estancia no
pudimos vernos por cuestiones que no vienen al caso, así que para esta visita
Isidro era el primero de la lista para visitar; y como sabía que todos los
martes estaba en San Lorenzo con su hermandad, aquel primer martes de Junio mi
esposo y yo nos encaminamos hasta San Lorenzo para verlo... y de camino conocer
a otros amigos con los que mantenía amistad a través de Isidro, como Juan
Colomé, Agustín Carlos Muñoz Pérez (que Dios te bendiga y te recobre la salud),
y Jesús Rey...
Ese martes 1 de Junio marca un
hito en mi historia personal y la de mi familia pues gracias a mis amigos del
Dulce Nombre (o La Bofetá, para los "bofeteros"), pude observar de primerísima
mano que es de verdad una hermandad, no ya la hermosura desbordante de la
cofradía en la calle que te embelesa todos los sentidos; sino saber que es ser
HERMANO, el amor a tus titulares, como un grupo de desconocidos te abren sus
puertas y su corazón de par en par y te reciben como uno más; sin una
diferencia entre ser el primero o el último, en tener un cargo o ser uno más
que simplemente llega a San Lorenzo para rezarle a sus titulares. De ellos
aprendí esa gran labor social que está haciendo la Hermandad del Dulce Nombre
en Malawi, y también sin salir de nuestras fronteras la ayuda que se presenta a
los hermanos en dificultades y que acuden a su hermandad para recibir un «salvavidas»
en mares de tempestades personales, y la hermandad abogando por ese axioma de
nuestra fe demuestra en su amor a Cristo que lo ama sobre todas las cosas y al
prójimo como a ti mismo.
Mucho se critica a las
hermandades y sus juntas de gobierno por su labor de caridad fuera de sus
fronteras por afiladas plumas locales, argumentando que muchos necesitados hay
en Sevilla y no hay que ir tan lejos para esa labor social de ayuda al
prójimo... pero se olvidan de Cáritas Diocesanas, y que ellos se ocupan de
estos menesterosos. La caridad y el amor a Dios y al prójimo no se ejerce solo
en un radio cercano, sino a todos aquellos creados a imagen y semejanza de
Dios, a todos los dotados con un alma, sin importar fronteras físicas o
raciales... ¿quién se ocupa de aquellos que no reciben la ayuda de nadie, que
sus gobiernos tan pobres son incapaces de cubrir sus propias necesidades? Si no
fueran por hermandades como el Dulce Nombre, necesitados fuera de nuestras
fronteras jamás sabrían del amor de Cristo y su Santa Madre, y que a miles de kilómetros
un grupo de hombres y mujeres hermanados por el amor a Jesús, siguiendo las
enseñanzas de Cristo se preocupan por ellos, no son una molestia en nuestra
conciencia en que cerramos los ojos y damos la espalda, sino que importan.
Somos el cuerpo de Cristo en la tierra y necesita de nuestras manos para llegar
a esos más necesitados.
Mi hermandad tiene un alto
sentido del amor fraternal que no solo se demuestra en gestas africanas, sino
en el trato personal. Mi experiencia de acogida me lo demuestra. Llegas cada
martes a la casa de hermandad y encuentras un grupo heterogéneo que se abre a
ti y charla, con los que comes y bebes (no olvidemos que todos los grandes
momentos de Jesús en el Evangelio están con una mesa de por medio y viandas)...
No sé quién eres... si médico, abogado, pastelero o albañil; si el número 1 o
el 2000; si hermano mayor, secretario o uno más... ERES MI HERMANO y te lo
demuestro porque estás en tu casa, en nuestra casa y somos una gran familia.
Gracias Isidro Bilbao, Juan
Colomé, Jesús Rey, Eugenio Guerrero, Juan Salado Noriega "Saladito", José
Luis Trujillo, a la familia Elena, Jesús Enrique Rodríguez y tantos otros por
mencionar por acogerme a mí y mi familia con los brazos abiertos desde el
primer día como vuestra hermana... vuestro amor al prójimo han agregado cuatro
Worth a vuestra familia.
© C. R. Worth. Cape
Coral, Florida. USA.
8- VIII- 2004